Reseña Película: Ford v Ferrari (2019)

Tïtulo original: Ford v Ferrari
Año: 2019
Director: James Mangold
Guión: Jez Butterworth, John-Henry Butterworth, Jason Keller
Con: Matt Damon, Christian Bale, John Bernthal, Caitriona Balfe, Josh Lucas, Noah Jupe, Tracy Letts, Remo Girone.
Duración: 152 min.
Grado: 8/10
Reseña: Hugo C

Esta reseña ha sido realizada bajo los auspicios del Cine Club Betino.

El otro día, seleccionando algunas películas para el canal de Telegram, volví a ver Ford v Ferrari (2019).

En esta película, Matt Damon es Carroll Shelby (1923-2012) y Christian Bale es Ken Miles (1918-1966). Tanto Shelby como Miles son, antes que nada, un par de pilotos de alta competición con amplios conocimientos de mecánica, y cuando el tejano Shelby tiene que dejar las pistas por motivos de salud, pasa a dedicarse tiempo completo a diseñar automóviles deportivos con Miles como su piloto de pruebas en jefe. Por supuesto que además Miles corre para la escudería Shelby y se las rebusca con un tallercito en el que pone a punto autos para gente que no sabe manejarlos.

Cuando Henry Ford II es desairado por Enzo Ferrari y decide vengarse en las pistas, contrata a Shelby para que en 90 días cree un automóvil capaz de ganar las 24 horas de Le Mans. Shelby y Miles ponen manos a la obra y el resultado es la primera versión del Ford GT-40, y sí, en 90 días el auto está listo, pero estamos hablando de la vida real y no de un episodio de Meteoro, así que, por supuesto, en la vida real las cosas no son tan fáciles y la guerra recién empieza.

Es que si hablamos de dificultades, no se trata tanto de los muchos inconvenientes técnicos a superar, sino de los continuos encontronazos de Shelby con la estructura corporativa de la Ford, que lo intenta sofocar con estúpidas restricciones e imposiciones. Y no hablemos de las luchas por el poder, y de las mezquindades de los ejecutivos que se ven amenazados por la “intrusión” de este talentoso advenedizo.

Por supuesto que ni Shelby ni Miles, acostumbrados a jugarse la vida en vehículos muy inseguros, se dejan atropellar así como así, y terminan saliéndose con la suya, aunque –en especial Miles– van dejando un tendal de ejecutivos resentidos que, a la larga o a la corta, terminarán cobrándoselo con interés.

Ford v Ferrari es una historia que va más allá de la fría construcción de un auto de carreras. Rebosa pasión, coraje, envidia, ingenio, despecho, amor y tenacidad, y nos muestra cómo esas cualidades fueron guiando y/o torciendo el rumbo de los acontecimientos, facilitando o dificultando las cosas. La película nos muestra las muchas imperfecciones de los personajes sin enroscarse con dramas ni novelones, alternando las intrigas palaciegas en el seno de la Ford –las cuales Shelby va sorteando con mucha inteligencia– con la vida familiar de Miles y las diversas pruebas a las que se va sometiendo al GT-40.

Todo eso, más las carreras. Las actuaciones son impecables, en especial –¡vaya sorpresa!– la de Christian Bale como el talentoso pero intratable piloto británico. Pero también Caitriona Balfe la rompe como su sufrida esposa, y Tracy Letts da la nota justa como Henry Ford II. Y todos, en general, están muy bien, desde Matt Damon hasta el último de los extras. Y el final, tras las muchas peripecias y un poco más allá, es agridulce, como suele suceder con las historias de la vida real.

Ford v Ferrari dura dos horas y media pero, a diferencia de lo que suele suceder con otras películas, uno casi ni se da cuenta. Todas y cada una de las carreras son atrapantes y emocionan hasta el final, así como los segmentos más convencionales. En cuanto al mínimo conocimiento técnico que se requiere para entender una o dos cosas que suceden en los tramos más álgidos, se le van proporcionando al espectador en la dosis justa y sin apabullarlo. En resumen, una película muy disfrutable y que no requiere dejar el cerebro en el guardarropas.

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