Reseña Película: Justicieros

Título original: Retfærdighedens Ryttere aka Riders of Justice
Año: 2020
Origen: Dinamarca
Director: Anders Thomas Jensen
Guión: Anders Thomas Jensen sobre idea de Nikolaj Arcel
Con: Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas, Andrea Heick Gadeberg, Lars Brygmann, Nicolas Bro, Gustav Lindh.
Duración: 116 min.
Grado: 8/10
Reseña: Rody

Luego de tanto leer y comentar posts en How to… me he decidido a escribir una crítica propia de una película que no solo me gustó, sino que me entretuvo.

Se trata de “Justicieros” (Retfærdighedens Ryttere aka Riders of Justice, Dinamarca, 2020) que protagoniza ni más ni menos que el Ricardo Darín danés: Mads Mikkelsen.

La historia parece simple, una que hemos visto miles de veces, Markus (Mikkelsen) es un militar que tiene que volver del campo de batalla porque su mujer murió en un accidente de tren y dejó sola a su hija adolescente Mathilde. Pero un sobreviviente circunstancial, Otto, llega hasta la casa de Markus para decirle que cree que el supuesto accidente ha sido provocado para eliminar a un testigo que iba a incriminar a un mafioso. Una de venganza, sí; peeeero…

Otto es un freaky de los algoritmos de big data y viene acompañado de dos amigos/colegas más impresentables que él, patéticos, graciosos, seres oscuros dignos de lástima, entrañables todo a la vez. Si además en el transcurrir de la película se les suma un taxy boy ucraniano (sí, ¡ucraniano!!) que cuando niño fuera vendido por sus padres para que lo prostituyeran, tenemos cartón lleno.

En las películas de venganza existe una estructura fija: ocurre una injusticia, cuanto más terrible mejor, y luego el protagonista aniquila a los culpables, cuanto más sangrientamente mejor. El mundo tiene su cuota parte de oscuridad, pero al final posee un orden y un sentido. El que las hace, las paga.

En Justicieros no es así, todo es caótico, sólo hay azar. Si el mundo, la vida, tiene algún sentido, este no es comprensible por el ser humano. Mathilde pincha papelitos en una pared de madera tratando de encadenar los hechos que desembocaron en la muerte de su madre, Markus sólo desea matar a los culpables. Ambos quieren que la muerte tenga un sentido, una explicación, un motivo.

Otto y sus amigos, entre tanto, quieren hacer algo útil, aprender a disparar un arma, tener un grupo de pertenencia; que alguien los quiera. Y, así, se van intercalando situaciones de comedia muy graciosas. Ahora, ¿se trata de una comedia? Mmm… no sé, por momentos te estás riendo y, de pronto te das cuenta de que la situación es muuuy oscura y te replanteas ¿seré un monstruo insensible por reírme de esto?

Les advierto, hay una escena en que uno de los nerds aduce que las 4000 horas de terapia que lleva acumuladas lo habilitan a psicoanalizar a Markus quien no consigue hacerlo callar. Finalmente lo obliga a bajar del auto en el que viajan (camino de hacer una escabechina con los malos) en el medio del campo. La escena que sigue no se la van a borrar de sus mentes por un largo tiempo.

Y, entonces, la narración tiene una vuelta de tuerca. El taxi boy ucraniano cuenta un cuento de princesas un poco extraño, resulta que los algoritmos de big data no son tan infalibles como nos quieren hacer creer y tiramos a la mierda el manual de cómo hacer una película de venganza.

El azar puede ser negativo y monstruoso, pero como justamente es azaroso, también puede salvar vidas, formar vínculos afectivos o hacer que un grupo de personas muy dañadas emocionalmente constituyan algo parecido a una familia. Es una parte esencial de la vida con lo bueno y lo malo que esta conlleva.

Justicieros rompe esquemas sin ser ni aburrida ni pretenciosa. Tiene grandes actuaciones, tiros, momentos de comedia, acción, drama y, por sobre todo, entretiene.

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