Reseña Película: Moonfall (2022)

Tïtulo original: Moonfall
Año: 2022
Director: Roland Emmerich
Guión: Roland Emmerich, Harald Kloser, Spenser Cohen
Con: Halle Berry, Patrick Wilson, John Bradley, Michael Peña, Donald Sutherland
Duración: 130 min.
Grado: 5/10
Reseña: Hugo C

Este cohete
tiene azafata y juguetes
y llevamos
para Cuquín un chupete…

Las películas de Roland Emmerich son una bolsa de gatos que combina ciencia, seudociencia y el delirio más absoluto y tiene unos efectos especiales que quitan el aliento, un guión que mezcla alguna historia hogareña de padres separados o similar con imágenes de las catástrofes más absolutas y un elenco que junta actores novatos con semiolvidados. Suelen ser películas disfrutables, al menos si uno las ve por primera vez y deja el cerebro en el guardarropas. Moonfall (2022) no es la excepción.

A continuación, la trama de esta película (con spoilers), para que quede claro lo que acabo de decir.

Tres astronautas están en el espacio haciendo el mantenimiento de un satélite cuando son atacados por un enjambre de cositos, lo que causa la muerte de uno de ellos. Es fácil predecir cuál de los tres va a morir, ya que es interpretado por un actor desconocido. (O al menos desconocido en la pantalla grande. Puede que haya aparecido en TV haciendo la publicidad de una pomada para las hemorroides, pero nunca encabezando siquiera un mísero telefilme del Hallmark Channel.)

Quedan dos astronautas: uno es Patrick Wilson, que por poco perece como el otro pero se las arregla como puede para salvar a su compañera –que se dio un golpe en el coco y quedó inconsciente–, abortar la misión, volver a la Tierra, ser tomado por loco por la NASA y dedicarse a reparar su Mustang mientras se deja crecer la barba. La otra es Halle Berry, que es la compañera que permanece inconsciente durante el tiempo suficiente para ser rescatada por Patrick Wilson, no defender a su compañero ante la NASA y dejar que se hunda en el descrédito mientras que ella termina siendo ascendida a vice-requete-capa de cuetes de la NASA, o lo que sea su cargo, que es casi el más alto que tienen allá.

Entretanto, un gordito que trabaja en un fast-food pero es profesor de nosequé, cuidador de ancianos y lustrador de pisos se loguea en la PC de un profesor y se hace pasar por él para pedirle a un colega chileno que le pase unos registros que muestran que la Luna se está cayendo. ¡Ajá! Hete aquí la catástrofe en ciernes. Por supuesto que trata de dar parte a los de la NASA, pero los de seguridad se lo llevan de las pestañas. Tampoco ayuda mucho que el gordito sea un loco de las teorías conspirativas que cree que la Luna es hueca y que alberga una estructura artificial.

Por supuesto que como esto es Hollywood, resulta que es todo cierto y los de la NASA lo descubren por su cuenta, y también que en menos de tres semanas la Luna va a estrellarse contra la Tierra, no sin antes ocasionar una cantidad de cataclismos bien cinematográficos. Eso si, quieren mantener todo bien calladito mientras envían otro cuete a dejar una sonda en la Luna, a ver cómo es la cosa. Y van y dejan la sonda, pero los cositos vuelven a atacar y los astronautas del cuete que llevó la sonda terminan muriendo pero al menos Halle Berry ve los cositos y dice: “Oh, qué equivocada estuve en no defender a mi compañero Patrick Wilson pensando que estaba borracho… y también en hacer esa horrible película de Catwoman hace 20 años.”

Así que Halle Berry se lleva a Patrick Wilson y al gordito conspirativo a la Luna, y ahí se van los tres a ver cómo le paran los pies a los cositos. Entretanto, vamos viendo las historias paralelas de las familias de los protagonistas: las parejas, las exparejas y los tiernos ninios que preguntan si papá volverá a casa, es decir todas esas partes de la película que justifican la existencia del botoncito de avance rápido, ya que lo que más nos interesa son esas divertidas escenas en las que hay tsunamis que destruyen ciudades y la Luna se acerca tanto que su campo gravitatorio succiona la atmósfera terrestre y mata a Michael Peña.

Pero bueno, al final todos se salvan (menos Michael Peña y algunos otros) y los astronautas se cargan a los cositos, y resulta que la Luna no es mala como los cositos sino que es una inteligencia artificial buenita y acá no ha pasado nada, o casi. Fin. Mientras corren los títulos finales, uno se pregunta cómo terminará afectando esto de la Luna a los fabricantes de almanaques y a los cantores de boleros.

Moonfall es un poco de The Day After Tomorrow (2003) mezclado con 2012 (2009), Independence Day (1996) y The Core (2002), con unas gotas de Insterstellar (2014) y un toquecito de The Matrix (1999). Es para verla en casa, con el botón de avance rápido a mano para usarlo cada vez que aparece un niño en la pantalla. Posiblemente luego de verla te encuentres con que te faltan algunas neuronas, pero al menos te habrás entretenido un rato, posiblemente más que con el cachetazo de Will Smith a Chris Rock en la noche de los Oscars.

Para quien quiera ver una película en la que Michael Peña no muere, recomiendo World Trade Center (2006) o cualquiera de las de Ant-Man.

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